miércoles, 12 de diciembre de 2012


Fundación del partido socialista.
La fundación tuvo lugar con posterioridad al 28 de junio de 1896, fecha en que se realizó el Congreso Constituyente. En su organización tuvieron destacada participación marxistas como Kühn, Lallemant y Mauli entre otros. Desempeñaron un papel preeminente Juan B. Justo, José Ingenieros, Vicente Rosaenz, Francisco Cúneo, Roberto Payró, Leopoldo Lugones, Domingo Risso. Juan B. Justo fue su líder hasta su muerte, acaecida en enero de 1928. Justo era de una orientación filosófica que buscaba una práctica cotidiana e inteligente. Predicaba la colaboración de clases y consideraba la teoría del valor de Marx como una brillante alegoría y las teorías de la fuerza de trabajo-mercancía y de la plusvalía como simples artificios destinados a demostrar la existencia de la explotación capitalista. Si bien tampoco comprendió el fenómeno del imperialismo, fue un divulgador de las ideas socialistas en el país, organizador del movimiento sindical,  crítico de la oligarquía y de sus prácticas políticas. En la declaración de principios de la fundación del partido, se decía “que la libertad económica, base de toda otra libertad, no será alcanzada mientras los trabajadores no sean dueños de los medios de producción”, agregando que “…al mismo tiempo que se aleja para los trabajadores toda posibilidad de propiedad privada de sus medios de trabajo, se forman los elementos materiales y las ideas necesarias para sustituir el actual régimen capitalista con una sociedad en que la propiedad de los medios de producción sea colectiva o social, en que cada uno sea dueño del producto de su trabajo, y a la anarquía económica y al bajo egoísmo de la actualidad sucedan una organización científica y una elevada moral social. Que esta revolución, resistida por la clase privilegiada puede ser llevada a cabo por la fuerza del proletariado organizado”.
Había que preocuparse por la acción electoral como medio para instaurar el poder político del proletariado, dejando de lado todo otro tipo de acción.

Fundación del Anarquismo.
En 1880 había aparecido el periódico La protesta. El anarquismo fue la primera de las corrientes que aparició juntamente con el socialismo. La inmigración producida por las represiones en Europa introdujo en el país no sólo una masa de inmigrantes influidos por las ideas anarquistas, que pronto arraigaron entre nosotros, especialmente entre los intelectuales, sino que incorporó también a militantes intelectuales y dirigentes de valía. Desde Bartolomé Victory y Suárez hasta Enrico Malatesta y Pietro Gori, fueron muchos los hombres calificados, provenientes especialmente de las corrientes española e italiana, que influyeron en los intelectuales del país. Pulularon los periódicos de propaganda ideológica y gremial de dicha tendencia como no los hubo de ningún otro sector. Escuelas, ateneos, centros de estudios sociales, bibliotecas obreras, ediciones de libros y folletos.
La influencia anarquista entre los intelectuales se explica por el repudio que éstos sentían a los partidos tradicionales. La influencia del anarquismo perduró hasta 1930, en que casi desapareció. El anarquismo criticaba la manera en que el socialismo pretendía cambiar a la sociedad. El socialismo quería utilizar las instituciones, el anarquismo quería destruir todas las instituciones. Los pequeños logros solo adormecían la lucha y alejaban la revolución social. La huelga permanente era la única herramienta para producir la revolución y con ella el cambio.
¿Por qué el anarquismo se difundió favorablemente en Argentina?
La mayoría de los inmigrantes eran españoles e italianos, quienes habían recibido en su tierra de origen la influencia anarquista. La situación de los obreros inmigrantes fue muy dura.
Los inmigrantes estaban marginados de la política, ya que si no se nacionalizaban no tenían derecho a votar. Por lo tanto la acción directa (y violenta) era el único recurso y esta era propugnada por los anarquistas. La industria tenía escaso desarrollo y sobre todo había una industria artesanal. El anarquismo atraía más a los trabajadores artesanales que a los industriales.
Entre 1900 a 1910 hubo una fuerte conflictividad entre el anarquismo y el Estado.
En 1901 Se crea la Federación Obrera Argentina, que a partir de 1904 se llama Federación Obrera Región Argentina. Era de tendencia Anarquista. Realizó 7 huelgas generales entre 1902 y 1910, con manifestaciones callejeras y obreros muertos. En 1909 un anarquista asesina al Jefe de Policía Ramón L. Falcón. En 1910 aumenta la agitación sindical. Es el año del centenario. El Estado decreta el Estado de Sitio. Se crearon grupos parapoliciales, organizados por miembros de las clases altas (terratenientes e industriales) que asaltaban las instituciones obreras y reprimían. El socialismo por su parte creó la Unión General de los trabajadores (UGT). Proponía tener gremios fuertes pero fomentó la participación electoral de los argentinos y la naturalización de los extranjeros. Desarrolló el mutualismo y las cooperativas. En 1904 es elegido en Capital federal el primer diputado socialista de LATINOAMÉRICA: el Dr. Alfredo Palacios. Frente a la conflictividad social el rol del Estado fue cambiante: combatió la actividad huelguística mediante la represión; aprobó la Ley de Residencia (1902), que autorizaba al Poder Ejecutivo a expulsar a todo extranjero cuya conducta fuera considerada peligrosa para la seguridad nacional o el orden público. También declaró varias veces el Estado de Sitio, cuando se enfrentaban obreros con policías, en las huelgas o en los aniversarios del 1 de mayo. En 1910 crea la Ley de Defensa Social, por la cual prohibía el ingreso al país de aquellos extranjeros que hubieran cumplido condenas por delitos comunes, de los anarquistas y de quienes preconizaran el ataque por medios violentos contra funcionarios públicos, los gobiernos o las instituciones. Prohibía además toda asociación que tuviera como objeto la propagación del delito y el uso de explosivos y regulaba el derecho de reunión. Esta ley se convirtió en una herramienta muy útil para la represión del anarquismo.
El Ministro de Trabajo, Joaquín V. González, presentó en 1904 un proyecto de Código Nacional del Trabajo, cuyo objetivo era eliminar las causas de las agitaciones que se notan día a día entre los trabajadores. Instituían el contrato de trabajo, el salario, las condiciones de pago, la obligación los empresarios de indemnizar por accidentes de trabajo, la jornada de 8 horas, el descanso dominical, medidas de seguridad e higiene, etc. El Código fue rechazado  por supuesto por los empresarios (la Unión Industrial), ya que consideraba que le creaba costos adicionales que los hacían poco competitivos frente a las empresas extranjeras. Y si bien se aprobó el descanso dominical, los empresarios se negaban a pagar el jornal del día de descanso.
La conflictividad disminuyó a partir de 1912, debido a una nueva crisis económica. La desocupación aumentó del 5,1% en ese año hasta el 14,5% en 1915. Los pobres eran ayudados por la Sociedad de Beneficencia. 

¿Cuál es el origen de la distribución de la tierra?
La distribución de la tierra se originó con las llamadas “campañas del desierto” sobre la tierra donde vivían los pueblos originarios. La mayor de esas masacres fue llevada a cabo por el general Julio A. Roca en 1879. La Sociedad Rural, creada por los estancieros de la provincia de Buenos Aires en 1866, cofinanció la campaña. El Ejército argentino marchó sobre los pueblos originarios y perpetró un verdadero genocidio. Roca reestableció la esclavitud en Argentina –eliminada en 1813–. En los diarios argentinos se podía leer: “Hoy reparto de indios. A toda familia que requiera se le entregará un varón como peón, una china como sirvienta o un chinito como mandadero”. También se repartieron 42 millones de hectáreas a 1.800 estancieros integrantes de la Sociedad Rural. Al presidente de la Sociedad Rural, el señor José María Martínez de Hoz, se le entregaron 2.500.000 ha. Los Martínez de Hoz eran una familia de españoles que habían llegado al Virreinato del Río de la Plata cuando era de dominio español como traficantes de esclavos. Luego se convirtieron en una familia de terratenientes y hoy todavía dominan la escena. Tanto es así que el ministro de Economía más famoso de la última dictadura militar era bisnieto de aquel traficante de esclavos.
¿Cuáles fueron las justificaciones para la “conquista del desierto”?
Primero tildaron a los indios de ladrones, decían que se llevaban las vacas. Para luchar contra eso empiezan a construir la famosa zanja de Alsina, un foso de cinco metros de profundidad y tres de ancho, desde el Atlántico a la cordillera de los Andes. Se hicieron más de 360 kilómetros de zanja. Pero los pueblos originarios tuvieron mala suerte. Murió Alsina y el presidente Nicolás Avellaneda nombró al general Julio A. Roca como ministro de Guerra. Roca decide imitar la estrategia norteamericana: importa 10.000 fusiles de repetición, para terminar para siempre con los “salvajes”. Con apoyo de los grandes diarios de Buenos Aires se inició una gran campaña contra los pueblos originarios. El resultado fueron 14.000 indios muertos y unas 14.600 personas tomadas como esclavas, peones que irían a trabajar en las fortificaciones militares de la isla Martín García [en el Río de la Plata] o en la zafra del azúcar en la provincia de Tucumán. A las indias se las pone como sirvientas y se las separa de sus hijos. Para los integrantes de los pueblos originarios que se salvaron empezó un periodo de indigencia, de mucha pobreza. Muchos de sus nietos forman hoy parte de las villas miseria.
"A los pueblos originarios se les tildó de salvajes, los héroes son gente como Sarmiento, que les llamaba ’indios piojosos"


¿Cuál es el origen de la distribución de la tierra?
La distribución de la tierra se originó con las llamadas “campañas del desierto” sobre la tierra donde vivían los pueblos originarios. La mayor de esas masacres fue llevada a cabo por el general Julio A. Roca en 1879. La Sociedad Rural, creada por los estancieros de la provincia de Buenos Aires en 1866, cofinanció la campaña. El Ejército argentino marchó sobre los pueblos originarios y perpetró un verdadero genocidio. Roca reestableció la esclavitud en Argentina –eliminada en 1813–. En los diarios argentinos se podía leer: “Hoy reparto de indios. A toda familia que requiera se le entregará un varón como peón, una china como sirvienta o un chinito como mandadero”. También se repartieron 42 millones de hectáreas a 1.800 estancieros integrantes de la Sociedad Rural. Al presidente de la Sociedad Rural, el señor José María Martínez de Hoz, se le entregaron 2.500.000 ha. Los Martínez de Hoz eran una familia de españoles que habían llegado al Virreinato del Río de la Plata cuando era de dominio español como traficantes de esclavos. Luego se convirtieron en una familia de terratenientes y hoy todavía dominan la escena. Tanto es así que el ministro de Economía más famoso de la última dictadura militar era bisnieto de aquel traficante de esclavos.










¿Cuál es el origen de la distribución de la tierra?
La distribución de la tierra se originó con las llamadas “campañas del desierto” sobre la tierra donde vivían los pueblos originarios. La mayor de esas masacres fue llevada a cabo por el general Julio A. Roca en 1879. La Sociedad Rural, creada por los estancieros de la provincia de Buenos Aires en 1866, cofinanció la campaña. El Ejército argentino marchó sobre los pueblos originarios y perpetró un verdadero genocidio. Roca reestableció la esclavitud en Argentina –eliminada en 1813–. En los diarios argentinos se podía leer: “Hoy reparto de indios. A toda familia que requiera se le entregará un varón como peón, una china como sirvienta o un chinito como mandadero”. También se repartieron 42 millones de hectáreas a 1.800 estancieros integrantes de la Sociedad Rural. Al presidente de la Sociedad Rural, el señor José María Martínez de Hoz, se le entregaron 2.500.000 ha. Los Martínez de Hoz eran una familia de españoles que habían llegado al Virreinato del Río de la Plata cuando era de dominio español como traficantes de esclavos. Luego se convirtieron en una familia de terratenientes y hoy todavía dominan la escena. Tanto es así que el ministro de Economía más famoso de la última dictadura militar era bisnieto de aquel traficante de esclavos.

La Generación del 80. La Argentina Liberal.

Entre 1810 y 1859 la población había crecido de 405.000 a 1.300.000 habitantes. El índice de crecimiento vegetativo era insignificante y no podía esperarse que por esa sola vía llegara el país a salir de su condición de desierto. Esta conclusión aconsejaba desarrollar una política inmigratoria decidida, y el Estado argentino la puso en práctica desde los primeros tiempos de la república organizada.
Con ritmo creciente, las olas de inmigrantes fueron llegando al país gracias a una activa propaganda y a las seguridades que ofrecía el Estado. Treinta años  después (1914) el 30% de la población argentina eran extranjeros. 
Esta población creciente tendió a acumularse en la región litoral, y de preferencia en los centros urbanos. La población rural, que si hubiera seguido una buena política colonizadora debiera haberse incrementado, disminuyó sensiblemente. Si en 1869 alcanzaba el 65,8% de la población en 1914 ya era de un 42,6%.A la inversa, Buenos Aires se duplicó en 20 años y, aunque no conservó ese ritmo, siguió creciendo en forma siempre desproporcionada con respecto al resto del país.
Al estancamiento poblacional de algunas zonas siguió el económico.

                  
Año
Área cultivada
Extensión ferroviaria
Relación Peso - Oro
1880
2.000.000 ha.
2313 km
0.71
1895
5.000.000 ha.

0.28
1905
12.000.000 ha.
19.430 km

1923
26.000.000 ha.



La economía en la generación del 80.

El modelo económico de la época se denominó Agroexportador. Por este modelo, la Argentina se transformó en pocos años en una importante proveedora de alimentos en los mercados mundiales y sus necesidades internas fueron cubiertas en lo esencial mediante la importación de bienes y servicios de otros países del mundo.

“Las políticas Liberales no constituyeron una causa, sino más bien la consecuencia del alto nivel de desarrollo económico previo (y protegido) de los países que lo practicaban que les daban condiciones superiores de competitividad”.

Se conforma el “Capital Financiero”, que señalaba que la actividad de diferentes empresas y la acumulación de capitales pasaba a estar cada vez más sujeta al dominio de los grandes bancos; crecía y se fusionaba el capital industrial estableciendo unidades de mayor tamaño (trusts y monopolios nacionales e  internacionales, como la United Status Steel Corporation, la Standard Oil o la General Electric en los Estados Unidos, Krupp, AEG o Siemens en Alemania), y se realizaban inversiones directas a  través de la instalación de filiales de esas grandes empresas en todo el mundo o la formación de otras nuevas dedicadas a la explotación de ciertos negocios, como en el caso de los ferrocarriles.

La incorporación de nuevos países al mercado mundial hacia fines del siglo XIX se realizaba, entonces, en el marco de un sistema en expansión, pero que, por las características mencionadas, limitaba fuertemente sus posibilidades futuras.

La generación del 80 era liberal en lo económico, conservador en lo político y progresista en lo cultural. Tenían como ideal una meta definida: la riqueza.
Lo esencial de las ideas económicas de los hombres que impulsaron el modelo agroexportador pueden resumirse en tres puntos fundamentales:

ü  La constatación de que el desarrollo económico argentino solo podía basarse en la inserción del país en el mercado mundial especializándose en el tipo de actividades en las que tenían “ventajas comparativas” (y éstas eral las que permitían utilizar el único recurso del que se disponía en abundancia y calidad, la tierra);
ü  La certidumbre de que para que dicha riqueza pudiera aprovecharse era menester suplir las dos carencias básicas que se tenía, la del capital y la de la mano de obra;
ü  La idea de que para hacer posible ambas cosas era imperioso expandir la frontera agropecuaria, resolviendo el problema del “indio”, y unificar el mercado interno.

Características Políticas.

La Argentina se caracterizó por la coexistencia en su seno de dos Repúblicas, una República “abierta”, como lo prometía el Preámbulo de la Constitución, que proclamaba el imperio irrestricto de las libertades civiles y la apertura más amplia hacia “todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”, y una República “restrictiva”, en la cual las libertades políticas estaban condicionadas por la estructura del poder: será la conocida práctica de los “gobierno electores”, que sobre la base del fraude electoral sistemático tendían a asegurar la continuidad del régimen.

La oligarquía (el grupo dirigente que gobernaba en el Estado) tiene conciencia de la necesidad de captar inmigrantes para el crecimiento del país. Sin embargo un sentido de aristocracia, de superioridad social, comenzó a aflorar en los hombres de la generación directora de 1880; la conciencia del abismo que los separaba de ese conjunto heterogéneo que estaba por debajo de ellos robusteció su certidumbre de que eran de distinta condición, hijos auténticos del país y amos del suelo.

Por lo tanto, se creían con un derecho incuestionable a beneficiarse, como clase patricia, con la riqueza que el conglomerado criollo-inmigratorio creaba, multiplicando las posibilidades de sus propios bienes, antes improductivos. La riqueza fue la nueva ambición. La fiebre del lujo, de la ostentación y del poderío económico comenzó a atormentar sus espíritus. Y en la pendiente hacia la riqueza, no bastó lo que el país producía, y pareció necesario tentar la suerte en las más diversas aventuras económicas, muchas de las cuales adquirieron bien pronto los caracteres de oscuros “negocios” que comprometían, la soberanía de la nación y enajenaban su riqueza.

Así la nueva oligarquía tendió a cerrar su círculo y a defender sus privilegios. Por ello consideró que el poder público le correspondía por derecho y que no podía abandonarse en manos de hombres que surgían del conglomerado criollo-inmigratorio. Se volvió así antipopular y, cada vez más lejana de la masa que constituía la sangre y carne del país, la oligarquía vio crecer su desprestigio entre los restantes (la mayoría) miembros del país.

Sarmiento coincidía con Alberdi en la necesidad de un fuerte incremento poblacional proveniente de la inmigración. Pero su República requería también la presencia ciudadana de los inmigrantes a través de la educación, que aseguraba la práctica plena del ejercicio electoral y, de esta manera, el éxito de una democracia política y social.

La evolución del Estado moderno que surgió a partir de 1880 estaría así muy ligada a la vigencia del modelo económico que le sirvió de sustento. Cuando se amplió la base social y ese modelo empezó a dar señales de agotamiento, la continuación de las viejas práctica políticas se hizo imposible. La ley Sáenz Peña y el triunfo del radicalismo fueron una expresión de las tensiones económicas, políticas y sociales que aquél había generado y que la crisis de 1930 pondría plenamente en descubierto.

¿Cómo funcionaba el Sistema Político de la Oligarquía?

Era un sistema de transferencia de poder meditante el cual un reducido número de participantes logró establecer dos procesos básicos: excluir a la oposición considerada peligrosa para el mantenimiento del régimen y cooptar por el acuerdo a la oposición moderada, con la que se podía transar sobre cargos y candidaturas. En esta república restrictiva los únicos que podían participar en el gobierno eran aquellos habilitados por la riqueza, la educación y el prestigio. Era una oligarquía entendida como un sistema de hegemonía gubernamental desplegado tanto sobe una gran mayoría de la población, pasiva y no interviniente, como sobre los miembros pertenecientes a un estrato superior que emprende una actividad opositora.
Construyeron así una clase dirigente nacional, resultado de una alianza entre Buenos Aires y el Interior, con hegemonía de los sectores terratenientes pampeanos, cuya forma organizativa será la Liga de Gobernadores y sobre todo el P.A.N.  De esta manera emergió un estado estrechamente ligado a sectores económicos y sociales.


Los reclamos sociales

En 1872 se funda la sección americana de la Sociedad Internacional de los Trabajadores, que participó en el Congreso de La Haya, donde declararon: “es necesario combatir la funesta organización internacional de parásitos, es decir, la clase que vive y goza de los frutos de la tierra y de la industria, a expensas de aquellos que trabajan y sudan… es deber de todos los socios rechazar toda clase de gobierno que no sea encarnación de los trabajadores… siendo el trabajador el productor de todo lo que es útil y necesario para la existencia y bienes de la humanidad, debe tener el derecho de dictar leyes que rijan la sociedad universal”.
Entre 1877 y 1879 se organiza la Unión Tipográfica Argentina, exigiendo la reducción de la jornada laboral a 10 horas en invierno y 12 en verano. En 1881 comienza a batallarse por el descanso dominical. En 1882 se funda el Club Worwarts (Socialista). En 1889 Argentina participa de la Segunda Internacional. Los socialistas y los anarquistas desplegarán toda su fuerza para movilizar a la clase trabajadora y crear las primeras centrales obreras.

Vivamente iba haciéndose consciente que si bien los salarios nominales representaban un alto porcentaje, incluso en relación a los que se pagaban en otros países, sus diferencias eran grandes en cuanto al poder adquisitivo, debido a la suba de precios, la desvalorización de la moneda, y la creciente fuerza laboral que se permitía imponer un duro régimen de trabajo.

El problema habitacional fue uno de los más neurálgicos, no solo por el aumento indiscriminado de los alquileres, sino también porque frente a las exuberantes mansiones palaciegas, en las casas de inquilinato se apiñaba una cuarta parte de la población (conventillos). Además solo el 5% de los alumnos matriculados en la enseñanza primaria alcanzaban a completar el ciclo elemental.

Todo ello en medio de un orden oligárquico que estaba haciendo de la Argentina una nación agrícola-dependiente, con pronunciada concentración latifundaria que impidió la división más equitativa de la tierra; al punto que la extensión de algunos campos privados llegaron a equipararse con el tamaño de varios estados europeos.

“En vano se diga que este es un país rico cuando la tierra pertenece casi en su totalidad no al pueblo, sino a un puñado de capitalistas que forman la Sociedad Rural. La facilidad de enriquecerse consiste en que los salarios son tan bajos en proporción al costo de vida que casi todos los trabajadores al fin de mes están en déficit”

“En la Argentina ningún partido político, ningún estadista, ningún diputado ni senador se preocupó jamás de la suerte de los asalariados. La avaricia insaciable de la clase capitalista, la rapacidad de los gobiernos, con sus favoritismos a las empresas mercantiles, el abandono de todo aquello que está relacionado con los verdaderos intereses del pueblo, ha colocado a la clase trabajadora de la República Argentina en igualdad de condiciones que los obreros del viejo mundo, con la diferencia que allá la clase capitalista es medianamente inteligente y aquí es inepta en grado sumo”. Adrián Patroni, dirigente socialista.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Primer Gobierno de Yrigoyen. Qué se proponía. Qué logró. 1916/1922


“Mi pensamiento no fue jamás gobernar al país sino la concepción de un plan reparatorio fundamental al que debí inmolar el desempeño de todos los poderes oficiales”. “No he venido a castigar ni a perseguir, sino a reparar…soy el mandatario supremo de la Nación para cumplir las más justas y legítimas aspiraciones del pueblo argentino”.
¿En que consistía “la reparación”? En intervenir las provincias y ponerlas en condiciones electorales, es decir, llamar a comicios limpios, devolviendo a los pueblos sus justas y legítimas aspiraciones. En síntesis devolviéndole la soberanía.
Pero no era una intervención partidista que viniera a sacar a los conservadores y reemplazarlos por radicales, a lo menos en sus propósitos iniciales. Por regla, el interventor sería un magistrado o un ex magistrado de irreprochable conducta, o, a veces, un opositor de conocida probidad. Su sola misión era presidir comicios correctos, de “guante blanco”, que en el pensamiento de Yrigoyen darían el triunfo a los radicales. Si ocurría lo contrario y los opositores demostraban ser los más, a ellos debería entregárseles el gobierno.

Las intervenciones reparadoras se mandaban durante el receso legislativo, aunque faltaran días para iniciarse las sesiones ordinarias o éstas hubiesen terminado poco antes. Este procedimiento tan contrario a la división de poderes se debía a que el radicalismo era minoría tanto en la Cámara de Diputados, como por supuesto en el Senado. La primera intervención reparadora fue a Buenos Aires. Hubo incomprensión a Yrigoyen incluso dentro de los radicales. La libertad electora era tomada por los “doctores” radicales como finalidad exclusiva de la política y no como medio para conseguir gobiernos populares y por lo tanto nacionales; la honradez administrativa y la impersonalidad que Alem había enunciado contra Mitre, se esgrimieron como filosofía liberal contra el caudillo, fuese Alem o Yrigoyen; y el sentimiento nacional fue entendido como la “nación” con prescindencia del pueblo y sin comprender las ataduras imperialistas. Los intelectuales radicales asumieron desde un primer momento una posición adversa al personalismo. Ellos eran: Vicente Gallo, Leopoldo y Carlos Melo, Carlos Alfredo Becú, Joaquín Castellanos, Francisco Barroetaveña. Se sumaban a ellos los centro y círculos de la alta y media sociedad, los intelectuales de izquierda o derecha, los claustros universitarios. La crítica fue mordaz y virulenta. Como no se lo podía comprender se lo odiaba; un odio impotente porque Yrigoyen no parecía molestarse por las críticas y nunca tomó una represalia ni permitió que otros lo hicieran.

Tenía también oposición parlamentaria. No podía contar con apoyo, y menos con la comprensión en el congreso. En 1916 había solo 45 diputados radicales contra 70 opositores; 26 senadores de la oposición y apenas cuatro radicales. Los socialistas no dejarían de oponerse tampoco.

Política internacional.
Yrigoyen, contra todo su partido; mantuvo una postura neutral durante la primera guerra mundial. La clase dirigente del radicalismo (los azules) eran aliadófilos (estaban a favor de los franceses e ingleses). Tanto Estados Unidos, como la prensa presionaron para que Argentina rompiera relaciones y declara la guerra a Alemania. En dos ocasiones Alemania debió solicitar disculpas e indemnizar a nuestro país, luego de haber hundido dos buques mercantes. Vale aclarar que el bloqueo submarino alemán fue desconocido por Argentina y que Alemania nunca pidió perdón a Estados Unidos y sí a nosotros. Además la posición neutral, tan criticada por la “opinión culta” no perjudicó a la Argentina luego de terminada la contienda. Por el contrario, la Argentina no solamente fue respetada por los vencedores, sino buscada porque su gran producción cubría las necesidades emergentes del conflicto.
Finalmente, cuando en 1919 Wilson (Presidente de los EEUU) creó la Sociedad de la Naciones, Yrigoyen ordenó oponerse al distingo entre beligerantes y neutrales, incomprensible con una liga permanente. Debía además exigirse la admisión de todos los estados, sean estos vencedores, perdedores o neutrales. Como esta posición no fue aceptada, Yrigoyen ordenó retirarse de la Liga.

Características personales.
Yrigoyen era pausado en sus resoluciones, porque las meditaba mucho. No habría mediado mayor inconveniente si no hubiera sido excesivamente personalista. Toda medida de gobierno debía consultársele, hasta las minucias administrativas, como el nombramiento de directores de bancos o decisiones ministeriales. Los ministros y altos funcionarios debían pasar por la “amansadora” que era la antesala de espera del despacho presidencial. Había mucha gente esperando durante horas un encuentro con Yrigoyen.

Reforma Universitaria.
Desde comienzos de siglo, los grupos de profesionales de los sectores medios urbanos se enfrentaban con los miembros de la elite en relación con el acceso de las universidades. Desde este punto de vista el apoyo del gobierno radical a la reforma universitaria de 1918 puede comprenderse, también, como otro aspecto de la política de reformas a favor de los sectores medios urbanos.
En Junio de 1918, los estudiantes de la Universidad de Córdoba organizaron una sucesión de huelgas que se extendieron por varias facultades; en alguna de ellas alcanzaron un alto nivel de violencia. Sus objetivos eran modificar los planes de estudio y poner fin a la influencia eclesiástica en la educación universitaria. Los estudiantes reformistas afirmaban que el sistema educativo vigente hasta ese entonces era antiguo y mediocre y que no permitía la libertad de pensamiento. Para modificar esta situación , el movimiento demandó el establecimiento del principio de autonomía universitaria: el derecho a que cada universidad se diera su propio gobierno, el que debía contemplar la participación de estudiantes, profesores, y graduados de las diferentes casas de estudio. Junto a estos reclamos de democratización, también expresaba que las universidades debían ser ámbitos educativos en los que se respetara la libertad de opinión, la libertad ideológica y la gratuidad de la enseñanza. El movimiento reformista reclamó la supresión de las cátedras vitalicias, a cargo de profesores designados por el rector, y su reemplazo por profesores nombrados luego de la realización de concursos periódicos.
El gobierno aceptó las demandas más concretas de los estudiantes; y después de negociaciones entre los funcionarios universitarios y los dirigentes del movimiento estudiantil, se simplificaron los criterios de ingreso y se modificaron los contenidos de los planes de estudio. La acción más importante fue la creación de nuevas universidades que ampliaron las posibilidades de los sectores medios de acceder a la educación universitaria (Ej. La Universidad del Litoral).

martes, 14 de agosto de 2012

El modelo agroexportador.


Partido comunista argentino


Antecedentes de la aparición del partido comunista.

La sanción de la Ley Sáenz Peña no sólo facilitó el ascenso del radicalismo al poder, sino también el desarrollo del Partido Socialista, el cual tenía un carácter reformista pero no revolucionario. Se convirtió en un partido electoralista más.
Un aspecto en el que se puede ver es en el problema de la tierra. En 1916 uno de sus líderes, el Dr. Antonio De Tomaso, luego incorporado al gobierno oligárquico, reaccionario y entreguista del Gral. Justo (1932), al fundamentar uno de los proyectos de colonización “en el que se establecía que la tierra debía concederse a los agricultores con capital…”, apoya la propuesta diciendo: “así el agricultor que comprara tierras en las condiciones que el proyecto determina, no sería un descamisado, un hombre sin más recursos que su voluntad de salir del campo”.
En 1912 surge dentro del mismo Partido Socialista la oposición, a través del Centro de Estudios Carlos Marx, que editó durante dos años el periódico La Palabra Socialista. Se acusaba al socialismo de haber evitado las luchas populares organizadas y reducir su actividad a acciones legislativas.
El Socialismo disuelve el Comité de propaganda gremial porque considera que el movimiento gremial es un movimiento autónomo que tiene sus fines y su táctica propios y que por eso el partido, que lucha por fines exclusivamente políticos, no de be tener relaciones íntimas y directas con él.
Con respecto a la juventud decía que la misma debía ocuparse solamente del deporte y la educación, desatendiéndose de los problemas políticos
Sin embargo el quiebre y la separación del Socialismo y el Comunismo se produce cuando el Partido Socialista se define frente a la Primera Guerra Mundial.
Frente a ella hubo dos posturas: la reformista, que llevó a cada partido socialista a apoyar a la burguesía de su país, y la otra, que retomando los principios marxistas y encabezada por Lenín se pronuncia contra la guerra imperialista y por su trasformación en una guerra revolucionaria interior, en el propio país, orientada a derrotar a la propia burguesía y a instaurar el socialismo. El 6 de enero de 1918 nace el Partido Comunista.
Mientras tanto el partido Socialista abogaba porque nuestro país participara de la guerra mundial, del lado de Inglaterra y Francia, sirviendo así a los intereses de la oligarquía agropecuaria exportadora.
El gran aporte marxista-leninista fue diferenciar dos clases de guerra:
a)    las guerras justas, no anexionistas, de liberación, que tienen como finalidad defender al pueblo contra una agresión exterior y contra cuantos intenten esclavizarlo, liberar al pueblo de la esclavitud del capitalismo y finalmente, emancipar a las colonias y a los países dependientes del yugo de los imperialistas.
b)    Y las guerras injustas, anexionistas, que tienen como finalidad la anexión y esclavización de países y pueblos extranjeros.

Lenín, a quien el PC va a seguir dice: “ lo que los socialistas deben hacer es aprovechar esta lucha de bandidos para destruir a unos y a otros, ya que lo que se proponía el capital monopolista era:
-      Dar un nuevo impulso a la esclavitud en las colonias, asegurando un reparto más justo de las mismas y prolongar la servidumbre y la explotación.
-      Reforzar la esclavitud de los pueblos, en el seno mismo de las grandes potencias.
-      Afirmar todavía más y prolongar la esclavitud del asalariado.

Los líderes en la Argentina fueron Victorio Codevilla y Rodolfo Ghioldi.