lunes, 9 de julio de 2012

La Independencia como construcción personal y social.


La crónica histórica recuerda que el 9 de julio de 1816 los congresales reunidos en Tucumán leyeron una Nota de Materias a tratar ese día, donde figuraba entre otros temas, como punto número 7 “si se debe declarar la independencia”.
Así como un hecho ordinario, pasó a tratarse el tema y se aprobó por aclamación la Independencia Argentina.
Sin embargo el hecho no fue tan sencillo como parece:

España amenazaba enviar 14.000 soldados para reprimir las revoluciones americanas;
Bolívar estaba siendo derrotado y debía huir de Colombia;
El ejército del Norte se encontraba retrocediendo y la amenaza estaba muy cerca de Tucumán y como si fuera poco
el Imperio Portugués en Brasil invadía la Banda Oriental, actual Uruguay, y amenazaba con apoderarse de Entre Ríos y Corrientes.

Sin embargo San Martín desde Mendoza, alentaba a los congresistas de Tucumán a declararla: “Seamos libres, lo demás no importa nada”.
Era necesario la declaración para comenzar la independencia de América. Porque entonces SU guerra (que era la nuestra) no iba a ser una guerra interna o civil, sino una guerra para defender los derechos americanos a gobernarnos a nosotros mismos.

“La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero, carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios”

“Los argentinos no somos empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca”.

Algunos tenían miedo. Y ahí andaba San Martín insultando, enojado y dando ánimo.

Se trataba de una declaración. Una manifestación de deseos. Pero la independencia no alcanza con declararla. Hay que construirla todos los días.  Hemos tenido épocas de nuestra historia, en que anduvo perdida o cajoneada, amordazada y desaparecida, épocas en  que a nadie le importaba, en las que éramos capaces de entregarla por nada por un viaje a Miami o una TV color.

Está en juego la libertad, cuando privilegiamos nuestra posición individual o grupal a la de toda la sociedad.
Está en juego la libertad, cuando por un puñado de dólares entregamos nuestra cordillera, nuestros ríos y nuestro ambiente al saqueo de las empresas mineras que explotan sus riquezas pero destruyen nuestro futuro.
Está en juego la libertad cuando por ambición de poder ponemos en juego la democracia y no respetamos sus reglas .

Y en lo personal ¿Somos capaces de perder la independencia? ¿Somos capaces de entregar nuestra libertad?

¿En manos de quién? ‘¿De quién dependemos?:
¿Del qué dirán?
¿De la imagen?
¿De las drogas, el alcohol?
¿De las modas que me dicen que si no hago algo soy un tonto o no voy a ser reconocido?
¿Del consumo que me dice que TENER es más importante que SER
¿Del miedo?

Ser independientes es una construcción personal y social. Es no tener miedo al compromiso, es intentar realizar el más lindo de los sueños que hayamos soñado, aunque sepamos que nos va a costar mucho, mucho, pero que bien vale la pena el desafío.

Soy el Señor de mi alma
Soy el Capitán de mi destino.
Decía Nelson Mandela, que estuvo preso 27 años injustamente, por defender la igualdad del negro frente al blanco en Sudáfrica.

Seamos capitanes de nuestros destinos. Intentemos ser cada día más libres. Y sin duda seremos un mejor país y mejores personas.